RECUERDOS DE UNA MENTE SIN RECUERDOS
Entonces ese olor a calorcito matutino de octubre me hizo acordar a cuando estaba en tercer año, recuerdos como el walk- man con un cassette malgrabado donde los locutores pisaban los temas con comentarios de mierda, lleno de datos obsoletos, y a pesar de eso, eran mi tesoro.
La agenda donde lo único que escribía eran nombres de momento, impregnando mi imaginación de un "susanismo" más que grave, esa era mi rutina: "Cece y sultanito", "Cece y fulanito", "Cece y ortolanito" ...
La época de guardar latitas de cerveza llenas, mezcladas con las vacias de colección que estaban en mi cuarto y entrar a sacudirlas a la madrugada para tomarme una aunque sea caliente, la edad de fumar a escondidas, comer 45 chicles juntos, un halls y un buche de Pinolux para evitar ser descubierto, mientras esbozando una sonrisa abochornada, veo de golpe entre la maleza de carteles de neón, un rostro que me suena conocido. Sí! Es!!
Pablo Federico (preservo el apellido, para no comerme un juicio) caminaba irreconocible con una carpeta bajo el brazo, una pelada incipiente, una camisa metida dentro del pantalón lo cual acentuaba un cuerpo de "bidón" antes impensado y bamboleandose graciosamente como un petete inflable con arena en la base.
Pablo Federico, era dueño de un séquito de admiradoras en mi colegio, él parecía no darse cuenta, mientras nosotras suspirábamos y nos poníamos de todo encima para ser notadas ( recordar aquí que Valeria se puso una luz titilante de bicicleta en la parte trasera de la mochila, para pasar frente a su casa, y se quedó sin pilas).Él era un galán de los callados, lo veíamos siempre rodeado de amigos, o paseando su caniche negro (caniche dije??) inmutable, ignorándonos a sabiendas de vernos derretidas por él.
Nunca pudo ninguna de nosotras bajarle la caña, pero se supo tiempo después (nosotras ya en 5to año) que salía con una de tercero, lo cual se constituyó en más que una ofensa y significó un pelotazo en la jeta, en pleno inter-colegial de voley.
Y el tiempo pasó, y a en el mientras tanto uno se encuentra con gente en la vida que ayuda a develar esas pequeñas preguntas sin respuestas, y en eso uno descubre que él galan del secundario no era callado porque quería, sino porque estaba en tratamiento ya que a los 17 años aún, no pronunciaba bien la "R", y que verlo rodeado de amigos no era una virtud, sino que lo estaban viviendo permanentemente porque el muchacho tenía contactos dentro del mundo del espectáculo, lo cual se traducía en más de una entrada gratis al cine, no notaba nuestro insistente enamoramiento porque era medio bobeta, la chica con la que se rumoreaba que salía era una prima que vivía en su casa, y lo del caniche ... lo estoy elaborando ahora, pero después de haber visto como usaba el pantalón y lo coqueto de su caminar, supongo que le gustaba más el chorizo que la merluza.
Y ahí mismo mi cara de espanto en el 24 Villa del parque – Wilde , fue tremenda... cuantos marcadores Sylvapen Rosa gasté en escribir el nombre de este pelotudo que tenía menos luces que el modem de Telecentro? y como si esto fuera poco para empezar la semana, el bondí se para en la puerta del San Martín a recolectar gente y veo una foto de Rodolfo Bebán completamente arruinado.
Que mañana de desilusiones, que lo pario.-
1 Comments:
Doy Fe que fue así, no hay mejor manera de describir todo lo que nos sucedía en la adolescencia!..
Yo lo he cruzado a veces... y no tiene cuerpo de bidón... ahora se transformó más a un cajón de verduras... y el tiempo no viene solo!!!
Genial tu blog!!!
12:33 a. m.
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