Crónicas de la señorita MalapataUn día cualquiera de una persona a la cual todo le sale como el mismísimo ojete.
Entre ortodoncias y días del orto.Es un hecho: está repleto de programas, de dudoso contenido, en donde se intenta reproducir y mostrar al mundo mortal, como transitan sus horas las celebridades, entre frivolidad y divismo, mientras a los espectadores se les cae la baba porque al menos lo salude el encargado del edificio.
También somos obligados a ver a un par de mamertos encerrados voluntariamente en una “casa” imitando conductas arcaicas de holgazanería, rituales de pseudo-apareamiento, luchas de poder por conquistar el lugar de macho alfa y una fuente inagotable de pelotudez humana en su máxima expresión. Si Michael Foucault viviera se metería una escopeta por el orificio anal y se la gatillaría con su propia chota. No te explico el amigo Jeremy Bentham y su precioso hijo “Panóptico”.
Vemos e introyectamos traseros cuarentones con piel de bebé ( y nos parece normal!), extensiones con pelos de difuntos, botox, perros en carteras, plumas y pieles aceitadas, bronceados caribeños, algún que otro melanoma por ahí hasta nos parece un precio pagable para pertenecer a un mundo fantástico y con olor a fama.
Nuestro nuevo referente para saber cuan felices somos o no es un precioso test mental construido por cuanto nivel de Ricardo Fort tenemos. Mayoría de respuesta A:“Apenas la mandíbula de Ricardo”. Mayoría de respuestas B: “ Aun le faltan operaciones y le sobran neuronas”. Mayoría de respuestas C: “Sos igualito a Ricky, pero sin guita, sin gatos, sin Gucci y veraneando en Las Toninas”. (Todos secretamente aspiran a ser C).
Así, con los ojos llenos de imágenes de éxito pagano nos vamos a dormir para levantarnos al otro día, inspirados por esa energía carbonatada y chisporreante, que en la confusión del fantaseo nos protege de no contactar con nuestro pobre y maloliente mundito, donde lejos de suntuosos autos negros y polarizados hay “Segovias” y subtes que no andan, lejos de bronceados perfectos hay insolaciones en la cola del Banco Provincia para pagar el ABL vencido, lejos de perros pequeños con collares “Swaroswky”, está el “Colita” que en un descuido, se comió una carcaza de pollo que encontró en el Parque Centenario, le agarró un virus y te cagó hasta las paletas del ventilador de techo. No importa, a la noche volverán los culos bailarines a calmar esas heridas que el día te procuró.
De esta manera, con este pequeñísimo encuadre, nos adentramos en el mundo de la señorita Malapata, una argentina como vos y como yo, a quien decidimos acompañar durante todo un día para ver su realidad “real”.
Ese día cualquiera, la señorita Malapata tenía turno con el ortodoncista a las 8.30 en un centro nuevo que queda en Caballito, pero no el Caballito de Acoyte y Rivadavia, sino el “Caballito Parque Chas”. Emilio Mitre al “dofón”. Claro. Además de Malapata, era digna propietaria de una dentición sin igual, donde cada incisivo tomo para si la “Teoría del libre Albedrío” para llamarlo de alguna manera.
Nos saltearemos los detalles de la parte de cuando se levanta y descubre que su perro es la reencarnación de Miguel Ángel Buonarroti, quien le regaló un precioso “fresco” en el living y que pinta con una técnica parecida a la de las tarjetas navideñas de Pintores sin manos, en este caso con un “lápiz acuarelable” colgándole de los pelos del trasero.
Cita con el ortodoncista:Resolviose la situación y llegose a la cita con el ortodoncista, cita que hace tiempo aguardaba ansiosa con los estudios en la mano, para desayunarse que no sólo el turno era una ilusión, porque no estaba agendado, sino que el profesional en cuestión no estaba y que ese día atiende en otra clínica, pero que esta en zona norte.
Ella, un poco llevada por la ira, y con un halo de resignación, solicitó otro turno lo antes posible, siendo éste el…. 24 de diciembre! Sii! A las 8.00 de la matina! (Resulta que Santa también se la rebusca colocando brackets, con la inflación que hay, no le alcanza para comprarle el “Venado Chow” a Rodolfo).
Papelito en mano, salió esquivando las veredas mojadas con la mochila y la laptop, con los apuntes para un final que cada vez parecía más trunco.
El Colectivo 141:(el precioso regalo de sentirse ganado):Dado que no había desayunado, y que es un poco cabulera (porque no?) decidió ir al bar donde suele invocar a la sabiduría pre-parcial, donde las medialunas reconfortan cualquier situación estresante y el café con leche humeante redime la angustia del conocimiento no adquirido, eso está a 2 cuadras de su casa, así que decidió caminar hasta Rivadavia a tomar el 36, acompañada de esa sensación frustrante de tener los dientes relucientes de cepillados y no revisados, sólo asemejable a sufrir una depilada “al ras”, con el fin de aprovecharlo más tarde y que tu cita te plante!
Casi 35 minutos más tarde, con un incipiente estrabismo de mirar las 567 líneas de colectivos que pasan por ahí y sin que el 36 se asome, le suena conocido el 141… hace un recorrido muy parecido al 36… y además recuerda haberlo visto muchas veces por la zona donde vive. Se arriesga y lo toma, le pregunta al chofer: “ me deja cerca de Ángel Gallardo y Corrientes?” -“ mmsé sé, un pasito para atrà, se corren, vamo´señore. Arriba!! ” murmura - con aires de intestino de participante de Cuestión de Peso.
Ella se subió, bah la subieron, pero se acomodó placidamente en unos barrotes que están en el medio del colectivo “unidad de tiro bajo” y para hacer ameno el viaje, sacó unos apuntes de Bowlby, una lectura bien fácil para leer en un bondi.
En cierto momento, se dio cuenta que cada vez había más gente, y más y más, tanta que un señor estaba mandado los mensajes de texto de otro, escribiendo con la nariz. Cada frenada eran 3 embarazos no deseados. Y así siguió, entre el chivo de uno, la flatulencia del otro. Hasta que en determinado momento, por un huequito pudo reconocer la Av. Scalabrini Ortiz, y pensó.. ahora dobla y va por la paralela a Corrientes acercándose a A. Gallardo, pero saben qué? PORONGA! Siguió y hasta que la pobre Malapata buceó hasta el timbre, estaba en la loma del carajo!! Puteo. Se bajó. Cree que le manosearon el tuje. Tal vez no. ¿¿¿Cómo saberlo???
La caminata por Villa Crespele.Puteó. Puteó. Caminó. Puteó. Miró una vidriera. Puteó. Vio otra vidriera con zapatos. Puteó. Caminó. Puteó. Piso un sorete de costado. Puteó. Vio policías en un maxikiosko. Cruzó. Puteó. Le cortó el semáforo en el medio de la calle. Puteó. Se salvó de que un 92 la lleve hasta Puente La Noria enganchada del limpia parabrisas. Puteó. Vio una librería. Se acercó. Taba cerrada. Cruzó al pedo. Puteó. Vio muchos carteles de Goldstein. Puteó. Camino más y llegó.
Entrada a bar sin enchufe:Por fin!! Ya está en el bar donde tanto le había costado llegar. De afuera se veía poca gente! Buenisimo! Ideal para estudiar, sin bullicio… pero … ( transcribiré literal el diálogo de la Srta. MalaPata).
Srta MP: -“hola, me diría que mesa tiene cerca un enchufe para la compu?”
Mozaico: -“ hoola mmm… mirá estan justo todas ocupadas…. A ver… sí..” ( 2 jubilados, un contrabandista, una señora que gritaba por celular y un puto).
Srta MP: - “pero si hay 5 personas! Y el bar tiene 2 pisos”
Mozaico: - “y si, pero no tuviste suerte…”
Srta MP : Uh ahora Horangel trabaja de mozo la puta que te parió, vaya por la novedad! (Lo pensó. No lo dijo). Salió del bar embalada con tanta furia que se puso un golpe bárbaro con la manija de metal macizo y en unos días va a ser la ridícula que usa manga larga en enero por el moretón.
Policias en acción: En búsqueda de otro bar donde desayunar, conectar la compu, y finalmente leer ese resumen que necesitaba incorporar en su cabecita disipada, para el parcial que en horas rendiría, se sentía tan impotente como la Pantera Rosa cuando peleaba en vano por matarse el hambre con una lata y no tenia como abrirla.
Luego de caminar a paso apresurado y chistoso (que sólo el ser enagenado por la ira puede reproducir) se percata de que un policía la seguía al grito de “femenino, femenino” se da vuelta y venia tras ella el Cabo Jiménez con la biografía de Franciose Doltó en la mano. ¿Eh? O la policía esta incursionando en nuevos intereses psicoanalíticos o se le perdió la mitad de lo que tenia que estudiar. Obvio, era la segunda opción.
Probablemente en ese mismo instante se estaban cometiendo alrededor de 6 hurtos, 5 violaciones, apaleando un jubilado en la puerta de la casa y robándole la sotana a un clérigo, en las siguientes 5 cuadras a la redonda, pero igual debo reconocer que estuvo muy atento el agente.
Bar 2do intento con Café con leche rancio y medialunas de hule:De los 45 bares que hay por Corrientes, obviamente eligió el peor. Aconsejada por el “má si”. Sin aire. Sin leche descremada. Sin modales. Pero con enchufe, eso si.
Las medialunas fueron un desafió a las papilas gustativas… que aun se debaten en saber si eran de ayer o de antes de ayer. Al verlas parecían un juguete de perro con chifle, pero como no sonaron al morderlas se atrevió a engullirlas. Conectó su computadorita. Se puso a leer, con un aire de resignación digno de un can que ve al veterinario con el termómetro en la mano.
Srta Malapata…su historia es más patética que ver a un Credit and Risk Sr. Project Leader Manager de una multinacional pelando un tupper con pastel de papa en Plaza San Martín, así que decidí no creer que todos sus días son asi y opté por pensar que un mal día, de vez en cuando, lo tiene cualquiera.
Una tarde la encontré sentada en el cordón de la vereda, seguramente algún colectivo desgraciado le había hecho de las suyas, en ese momento me miró fijamente y me preguntó: “¿porqué es tan difícil hacer algo tan simple?” No supe que contestarle, pero me di cuenta que seguir acompañándola en su destino, sólo terminaría por arruinar el mio. Y entonces nos dejamos ir.
Ella siguió intentándolo. Y yo también.
CECE G.
Copirait: este texto es mío. Riase todo lo que quiera, pero no sea garca.