Café con aroma a mujer. Yerolé, Yerolé. Yerolé!
Lejos de sonar como la canción de Donato y Stefano que musicalizaba la novela colombiana de la tarde, por aquel año 95, hoy voy a permitirme una breve regresión a mi 5to grado, en ese colegio de mierda de monjas croatas que me tenian cagando aceite como un Scooter usado.
La "hermana Inocencia", ironía del destino aparte, era una especie de comandante en jefe de las FARC que todas las mañanas se levantaba con "animus puteandi" y tipo 8.55 de la mañana entraba al aula a gritarnos que eramos un desastre estético y a darnos a entender que eramos 35 harapientas con mal aliento y liendres, que había un olor horrendo que incitaba a la arcada y que mereciamos ser manguereadas con agua helada, mientras nos aleccionaba contandonos la historia donde ella, en su Yugoslavia natal, iba a buscar agua -congelada- en pleno invierno, a 3 kilometros de la casa y se la traía en un balde que le cortaba las manos del frío y de esa manera se acicalaba. Nos hacia sentir casi casi como Di Caprio en la pelicula " Quién ama a Gilbert Grape?" su mejor papel en años, ya que hacía de un retardado mental -para lo cual no necesito sacar a relucir sus dotes actorales- que tenía los mocos colgando y estaba cagado encima hasta los soquetes.
Esta pequeña monja torturadora, alegando que había "olores humanos", nos abria la ventana de par en par en pleno Julio, cuando el invierno era invierno y en Julio hacía 2 grados bajo cero.
Nosotras, pobrecillas criaturas de 10 años, aguantabamos a diario que venga la benemèrita Hermana Inocencia y por poco nos mande a lavar el culo al patio, sólo porque ella tuvo una infancia de mierda. Y lo peor era que nos hacia sentir pésimo, y abochornarnos de la nada. Ahora en las reuniones de padres, la muy turra no decia ni mú. Ahi no sentía olores. Ahi no le molestaban los piojos, ni las uñas pintadas, ni un carajo, sólo se ocupaba de resaltar las cualidades de cada alumna y de recordar que la cuota se pagaba del 1 al 5 de cada mes.
Flor de "Inocente" la hermana... nosotras, aunque niñas, pensabamos quien fue el hijo de puta que le pudo poner Inocencia justo a ella?? Le teniamos un cagazo a la hermana Inocencia... nuestra peor pesadilla era cuando nos pasaba muy cerca, la creiamos con capacidades de detector humano de aromas... teniamos miedo a oler como personas... y todo comenzò en ese preciso momento de mi infancia: asi fue como surgió mi adicción al Eau de Toilette.
Me empecé a bañar en colonia "Heno de Pravia" ( era lo que primaba en todo baño de clase media-media por los años 80) por las dudas de oler humanamente, y luego fue un "Mujercitas" que ligué en un cumpleaños, más tarde un Impulsse Dynamique, luego el "Darling" que era nacional... con el uno a uno llego mi primer Kenzo que posteriormente fue D`ete y al terminarlo llegó un Carolina Herrera de 100ml que lo usaba hasta para perfumar las sábanas, total seguia la convertibilidad, cuando iba ya por el CH 212 pafffffffffffff a la mierda el dólar... y no me quedó otra que usar las gotas que quedaban sólo para eventos importantes y fiesta de guardar (o de poner).
De a poco se fue saliendo de la crisis y quedaron atrás las imitaciones que olian todas idénticas, y timidamente uno se clavaba una fragancia de 30ml.... aunque sea en 6 cuotas... y de a poco... muy de a poco... volvia a mi esa sensación tranquilizadora del buen oler.
Ahora no puedo parar de acechar a todo aquel que viaje aunque más no sea a Uruguay, para encajarle un mangazo de Free Shop.
Y así... queda más que expuesto que no soy una compradora compulsiva de perfumes sino otra víctima del sistema de escolarización, ya que lo único que logró la hermana Inocencia conmigo fue un condicionamiento operante. Me siento como el perro de Pavlov: veo un free shop y me babeo.
Habiendo hecho catarsis, (y habiendo mangueado a mi suegro que viaja) me voy a continuar con mis quehaceres, pero antes: me perfumo!
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home