Shopping del orto (parte 1)
Y entonces siendo lunes tipo 17.20, cual escapista ruso, me fugo del puto edificio situado en el microcentro, mientras me alejo secundada por mi amiga la Srta Kloster, reflexiono que es un día ideal para "hacer shopping" ya que los lunes no tengo pileta en el club porque la limpian...bah...eso nos hacen creer, porque son tan lauchas, que como se rompió no se que garchola del sistema de limpieza, prefieren pagarle a un pelotudo que se disfraze de buzo y que con un escobillón gigante de limpiar canchas de papi fútbol remueva la mugre pegada en el fondo. Sepánlo. y queda en Devoto, y no es baratito, esta lleno de "gente bien".
Yo se que suena inverosímil, pero es la pura verdad. Es un club muy especial, pero eso se los comento otro día.
Estabamos con el temita del shopping. Ahi estoy en Paseo Alcorta, el shoping mas inaccesible de la capital federal, cuando digo innacesible no sólo me refiero al transporte. Paseo, como corresponde y miro todo, pero no compro nada, no por falta de voluntad, sino porque me rehuso rotundamente a pagar $150 un jean de bosta con un par de alitas en el culo. No señor! Es una declaración de principios. No voy a entrar a que me rapsodien el bolsillo.
Entonces ví a "la vieja marrón" venida abajo que lleva a su hija adolescente, con sus patas de flamenco, con su naríz repingada y una cara que denota privaciones de toda índole, instruyendola para que aprenda el oficio. Le explica a puro chillido, la unidad N° 1, "Como maltratar a una vendedora de shopping que esta parada 12 horas", Unidad N°2 " Como maquillarse gratuitamente en una perfumería del Shopping" con los mejores productos, haciendo de cuenta que va a comprar algo y Unidad N°3 " Como con un pucherito con estilo, lograr llevarte al probador 4 prendas cuando lo permitido es 3".
Veo que la niña patas largas, aprende toda la lección. Contemplando la situación y sabiendo que en un par de años, a más tardar 2 o 3, va a tratar de colocar a su hija como un cachorro de Siberian Husky en manos de algún vejete adinerado, para que mantenga a ambas, me rechinan las tripas. De esta manera, tan realista y sin ninguna bolsita en mi haber, emprendo la vuelta, vociferando "Que shopping de mierda!" y reconfortada porque me tocó una mamá regordeta, simple y cariñosa que me crió con toda la libertad que existe.
buaf-